19 de enero de 2015

Naturaleza es vida y nosotros, acabamos con ella




¿Dónde están sus flores, sus plantitas, sus jardines, sus hortalizas? ¿Dónde están los bosques, las selvas, las mariposas, los pájaros y los demás animales?

El hombre de la actualidad está encerrado en un cubo oscuro donde sólo existen los empleos, los celulares, las computadoras, los televisores y videojuegos. Cada vez existen más 'gadgets' que los alejan de su realidad, ven todo a través de pantallas sin darse cuenta de que lo tienen frente a sus ojos.

Talan árboles para hacer centros comerciales y departamentos, matan animales por vanidad, poder, simplemente si les estorban en sus planes; usan materiales desechables que tardan más de 50 años en desintegrarse por el simple hecho de evitar la fatiga de limpiar, compran cosas nuevas por evitar la fatiga de reutilizar, avientan todo a la basura por evitar la fatiga de llevar las cosas a su lugar.

Nos hemos vuelto cada vez más perezosos, esclavos de la tecnología, de lo fácil, de lo contaminante. ¡Hemos logrado cosas inimaginables! Contaminar ríos, lagos y hasta mares. Derribar bosques enteros, matar hasta la extinción una raza animal, tirar tanta basura que ya no cabe en el Planeta, ignorar los problemas tan graves que hay a nuestro al rededor por estar tan ocupados viviendo nuestras vidas. ¿Acaso a eso le podemos llamar vida?

¿Cuándo fue la última vez que disfrutaste de respirar aire puro y fresco? De acariciar las hojas de un árbol, oler las flores sin que hayan sido previamente arrancadas, de escuchar el canto de las aves por las mañanas, observar los cambios del cielo en el día, las nubes, las estrellas y la Luna; de acostarte en el césped a escuchar a la Madre Naturaleza.

No sólo es lo que le hacemos a nuestro Planeta, es lo que nos hacemos a nosotros mismos, creemos estar viviendo pero no es así, estamos demasiado contaminados y no nos hemos dado cuenta, ¡Necesitamos volver a la Naturaleza! Volver a sentir la tierra, trabajarla, amarla y cuidarla; volver a darnos el tiempo de respirar aire puro, de apagar nuestros dispositivos y voltear a nuestro al rededor y ver lo que sucede en él. Observar lo que nos queda y con lo que hemos acabado; hacer conciencia y ayudar, dar una solución. No podemos cambiar el Planeta entero, pero sí nuestro entorno y así crear un lugar mejor para vivir con salud y armonía el resto de nuestros días, dejando la mejor herencia que le podemos dar a nuestros descendientes, nuestro Planeta.

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Póngase su traje y tanque de oxígeno, sea bienvenido a La Luna.

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