18 de septiembre de 2013

2 minutos



En 1984 de George Orwell existen los dos minutos de la ira, esto es en el régimen en donde se le enseña a uno a odiar a los traidores y enemigos del Estado.

A últimas fechas nuestro país es víctima de su propia mediocridad, se acusa y se señala al ladrón, al narco, al bully y al Estado. No quiero que esto suene como comercial de Coca Cola en donde el simple cambio de una persona moviliza un bloque socio cultural, sino que nuestra sociedad enferma se ha acostumbrado a vivir de esa manera: el conformismo no es porque a uno le guste vivir en pésimas condiciones, sino que no hay de otra en un país que no permite el progreso de su misma gente, y el progreso no nos lo dará la educación si no hay acceso a buenos trabajos o desarrollo profesionales (cuestión que pasa en Cuba por ejemplo, con los mejores médicos de América Latina), o las revoluciones de conciencia que terminan por imponer otros pensamientos. Se habla de pluralidad de parte de una izquierda igualmente de totalitaria que la derecha. 

La revolución no nace de un puñado de personas enojadas ni de una gota que derrame un vaso, o que se gestione en Facebook o Twitter, no se gesta en la mente de los líderes salvadores (que luego se termina como en Egipto dando golpes de Estado cada 15 días o en República del Congo en el estado paramilitar eterno) sino en la vida cotidiana, en su trabajo diario, en su ir a la escuela.

Celebre que puede pensar y expresarse. Todos los días. Compartalo con la vecina aunque no le escuche. Compartalo con quien piensa lo opuesto que usted porque así se construye el conocimiento, la realidad, el lenguaje; de la diferencia se llega a los acuerdos. La mejor manera de boicotear al sistema es teniendo comunicación. No sea cerrado, escuche inclusive a quien odie. Sea ateo pero deje rezar. Crea en su Dios pero deje a quien cree en el libre albedrío. Sea de izquierda pero deje a la derecha, porque no haber esta usted estaría centralizado y entonces ejercería lo que no quiere. Si es de derecha entienda que hay más alternativas que la suya.

Haga acuerdos. llegué a empoderar su circulo cercano y cuando menos se de cuenta estará haciendo historia, el cambio viene a través de encontrar la diferencia y no hacerla igualdad, sino de hacer una solo visión a partir de las aristas existentes, no queremos más sectarismo y fragmentación de movimientos y pensamientos que buscamos el mismo fin. La unidad no es creer todos en lo mismo, sino tratar de buscar el beneficio de los más.

Grite si no lo escuchan, camine, platique, corra, sientese si puede, parase cuando lo crea. Tomese por lo menos dos minutos al día para hacer su pequeña revolución cotidiana.

No hay mejor manera de celebrar a la patria. Y verá que de esa manera aquellos hijos de puta en el poder caerán.

1 comentario:

  1. :´) celebremos pues todos los días en nuestra revolución diaria.

    excelso aplausos y ovaciones de pie

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Póngase su traje y tanque de oxígeno, sea bienvenido a La Luna.

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